martes, 7 de agosto de 2012

Títeres porno


Sexo contado por muñecos

Hace años que este grupo de actores hace este tipo de espectáculos. Una manera peculiar de contar una historia. Sirve como una buena excusa para radicar nuestra infancia y fusionarlo con nuestra vida sexual.

¿Quién no se imaginó alguna vez a Batman y Robin en la cama? Por fin el grupo 69 a la cabeza se animó a escribir esa historia y muchas otras, y te la cuentan a través de unos títeres muy particulares.
Cuando éramos chicos nuestros padres nos llevaban a ver títeres y allí nos perdíamos en historias de fantasía contadas a través de muñequitos, manejados por gente que les ponía voces y les daba movimientos casi reales. Pero el tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos y nos alejamos de aquel arte de trapitos parlantes.
Hace doce años un grupo de actores llamado 12 polvos,  se animo a re-inventar ese género y jugar al porno con muñecos de látex. ¿Loco, no? Resultado: el invento fue un éxito y estuvieron juntos recorriendo los teatros un par de años. En 69 a la cabeza hay tres integrantes de aquella primera experiencia, Carolina Tejeda, Mayra Carlos y Cecilia Villamil. En el 2004 el dueño de Te mataré Ramírez, el conocido restaurante afrodisíaco, convocó a las chicas para realizar performances eróticas, y luego de un tiempo decidieron incorporar un hombre, Sebastián Terragni.  Entre los cuatro llegaron a la conclusión que debían retomar la idea de títeres porno y allí se incluyó Ariel “Popi” Bottor, que era el único que, además de actuar, manejaba la técnica de títeres. Así nació hace siete años 69 a la cabeza para demostrar que ese género tenía mucho más para contar.
Los actores no buscan imitar las “historias sin argumento” de las películas porno, sino al contrario: reírse de eso contando las fantasías mas comunes de cualquier persona. Además de los súper héroes y su verdadera sexualidad, relatan la historia de un terrateniente y su empleada, tríos entre una señora de bien, su marido y un plomero, y otras tantas que protagonizan los catorce títeres que construyó un experto de la goma espuma para cada relato. Cada muñeco tiene su papel en una historia. No puede repetirse porque la manipulación desgasta mucho el material, así que hay que cuidarlos mucho. Los títeres miden 60 centímetros aproximadamente, la anatomía es perfecta y el armado de cada uno cuesta mil pesos.
Los sketch son divertidos y casi toda la hora que dura el espectáculo, el público se esta riendo, pero también se genera un clima hot y los protagonistas lo sienten. “Hay momentos donde se hace un silencio absoluto en la sala y la gente después nos confiesa que se calentó”, cuentan los titiriteros.
Los chicos se autogestionan y autofinancian, no tienen un equipo de prensa pero el periodismo siempre los ha acompañado, y el “boca en boca” del público hace que no necesiten de publicidad. Además de actuar tres años consecutivos en Te Mataré Ramírez, estuvieron en el Teatro Celcit y hasta de gira por Chile, donde los llevo un productor de ese país que se enamoró del espectáculo y creyó necesario mostrar algo así allá. “La gira fue un éxito y nos sorprendió la buena respuesta del público”, dice Ariel.
Los titiriteros son principalmente actores, lo que hace que su participación en escena no pase desapercibida. Están vestidos de negro pero además de ponerle el cuerpo y las voces a los muñecos, actúan las situaciones para obligar al espectador a sostener un ping pong visual entre títeres y personas.
En su próximo espectáculo, que aún esta en el horno, los chicos van a contar una historia donde los seres de goma espuma y humanos estarán más integrados. “No va a ser tan porno, la idea ahora es darle mas importancia a la sexualidad”, explica Sebastián. Muñecos, actores sin tabúes que hablen de sexo sin necesidad de caer en lo grotesco y una historia que encierre todo eso. Conclusión: un show imperdible. 

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