martes, 7 de agosto de 2012

Chicas sobre ruedas


El Roller Derby, un deporte que avanza.

A primera vista aparenta ser una práctica violenta en patines, pero en realidad es un modo de vida. En Argentina, muchas jóvenes ya están siendo parte de esta disciplina con mucha adrenalina.


Hace dos años que el Roller Derby se comenzó a practicar en Argentina y ya con más de tres ligas y alrededor de diez equipos este deporte, que mezcla a simple vista chicas andando en patines y violencia, está creciendo a pasos agigantados en el país.
Creado en Estados Unidos a principios de siglo, esta práctica empezó como carreras de resistencia sobre patines en una pista ovalada. Hasta que luego, un periodista deportivo llamado Leo Seltzer, que siempre acompañaba estas pruebas, le dio el toque particular de juego, para cambiar las carreras por trabajo en equipo y contacto físico.
Este deporte tuvo su auge en los años 60 con carreras televisadas, pero a mediados de los 70 se derrumbó. Sin embargo en el 2004, de la mano de la Women’s Flat Track Derby Association (WFTDA), resurgió con un éxito tremendo. Recién en el 2010 llegó a la Argentina a través de las chicas de la liga 2x4. Luego aparecieron la Buenos Aires Roller Derby (BARD) y la última liga porteña, la Sailor City-Roller. Hoy en día también se pueden encontrar varias ligas tanto en La Plata, Tucumán, Mar del Plata y también en Córdoba.
Es difícil para muchos pensar cómo una chica se une a un deporte que a primera vista parece netamente agresivo. Sin embargo, este factor y el look que usan las jugadoras es lo que más atrae. Viky o L’apache, como es conocida dentro del derby, es, de la liga BARD, que como otras tantas chicas, es ex patinadora artística. “Yo vi un flyer en el que habñia una pibita andando en rollers y violencia. Entonces dije ¿Qué es esto? Era la excusa perfecta para ponerse patines”, cuenta. Si no es por lo artístico, muchas otras chicas entran habiendo entrenado patín carrera y otras sólo por interés, sin haberse subido nunca a unos patines. En esta disciplina no hay discriminación salvo por la edad (ser mayor de 18). ”Hay gente de todo tipo. Tenés a Gerald, que tiene 30 años, otra que es de zona sur que tiene ocho hijos. Podés encontrar una re gorda o una flaquita, es muy inclusivo”, agrega Melody, Melow, compañera de Viky.
Para la familia y los amigos de las chicas que practican el deporte es algo complicado de entender. “Mi papá piensa que juego al hockey”, cuenta Melody. Rocío, Psycho Thrasher, perteneciente a la 2x4 dice: “Depende del tipo de padre, convengamos que el roller no es algo típico, se imaginan generalmente más violencia de lo que es. Es medio parecido al rugby porque tiene muchas reglas para tener contacto con otros jugadores”. Pero más allá de que muchos lo ven como una moda por el solo hecho de que haya chicas en pollera o lo relacionen con la película Rollerball (donde el deporte era algo parecido pero donde no había reglas y la violencia predominaba),  la mayoría de los amigos y familiares se sienten atraídos y les gusta.  
Pese los golpes que se ven dentro de la pista de roller, si hay algo por lo que se destaca el mundo de este deporte es por el compromiso de cada jugadora. En esta disciplina, donde todo va a pasos agigantados y cada vez más gente se está uniendo, el estar en una liga no es solamente ir a patinar. Cada una de las chicas tiene un deber. Tanto la Sailor City Rollers como la 2x4 están conformadas por una presidenta, una vice, secretarios y comités (de prensa, de finanzas, de entrenamiento, administración, entre otros). En cambio, la BARD no tiene presidenta y sólo se organizan a través esas organizaciones.
“La ley primera del Roller Derby es Don’t be a douche bag (no seas una basura). En el Derby, todo se hace a pulmón. Respetar al otro y ser compañero es lo principal. Esto es de las patinadoras para las patinadoras”, cuenta Rocío. De hecho al reclutar chicas nuevas ni siquiera se les pide que tengan casco, rodilleras o inclusive los patines, ellas son capaces de prestar cualquier elemento necesario con tal de que hayan más chicas que quieran meterse en este deporte.
Pese a no necesitar el equipo necesario para practicar, las chicas piden requerimientos mínimos para entrar a las ligas. La primera de ellas es ser mayor de 18 años o, en caso contrario, tener permiso de los padres. Lo segundo es hacer unas pruebas de seguridad que exige la WFTDA para poder patinar con otra chica. Según Rocío, están recibiendo una mano muy grande de parte de esta organización. En el mundial que se realizó hace poco, en el cual Argentina participó, lograron una gran amistad con las jugadoras locales y los organizadores, quienes les dieron guantes, rodilleras, coderas, algo que hoy en día es muy difícil conseguir en este país. Primero, debido a su precio (rondan entre los 800 y 400 pesos) y segundo con el tema actual de las trabas a las importaciones.
Además de lo difícil y costoso de los equipos para practicar este deporte, la falta de un lugar para practicarlo es otro de los problemas a los que se enfrentan. Uno de los lugares que usan las chicas de la BARD y las Sailor es una cancha al aire libre ubicada en la plaza de Medrano y Costa Rica. “Marcamos los límites con aerosol. En el torneo lo hicieron con cinta y sogas para darte cuenta cuando estabas afuera. Pero es realmente difícil conseguir una cancha porque no te las dan ni que les pagues. Piensan que podés romper el piso de parquet”, dice Viky, de la BARD. El problema son los días de lluvia que no permiten que las chicas entrenen. Sin embargo, la liga 2x4 buscó un refugio con techo ubicado en una canchita de fútbol en la calle Bonorino al 800, en el barrio de Flores. Aunque, al no ser cerrado, los días de frío se hace muy difícil practicar y las lesiones se incrementan.
Ambas ligas se están moviendo para conseguir cancha pero el hecho de que no sea un deporte masivo les impide llamar la atención. El único acercamiento a una proposición es un futuro proyecto cerca de la zona del boliche Pachá que tendrá pista de Longboard y una de roller y hockey que tal vez puedan utilizar.
Para muchas de estas chicas, el roller derby cambió sus vidas por completo, al punto de que se llegó a meter en su trabajo y sus familias. Viky cuenta: “Aparte del deporte, se fomentan muchos valores, el compañerismo, el compromiso. Yo nunca fui constante con nada en la vida hasta que conocí el roller derby”. Porque para ellas no es sólo ir a patinar, sino ayudar a mantener y hacer crecer una movida que está dando sus primeros pasos y que no sólo se está quedando en lo femenino, que de a poco está llegando a los chicos con la primer liga de hombres del país llamada Guerrilla Roller Derby. El tiempo va sobre ruedas.


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